Gracias a la globalización que las redes sociales nos proporcionan, es muy simple generar tendencias y expandirlas por todo el mundo en cuestión de días. A su vez, esta instantaneidad y fugacidad logran que las tendencias tengan un peso muy fuerte durante su expansión, creando un efecto absorbente del cual nadie quiere quedarse fuera. Muchos critican esto, centrándose en la banalidad en la que se cae al sumarse a una nueva moda cada semana. Sin embargo, hay quienes aprendieron a utilizar este recurso global y fugaz para hacer el bien.
Desafíos por una buena causa
Los desafíos virales ya son tendencia. Pero… ¿qué son? Serían algo así como el “a que no te atreves” de las redes sociales. Son un juego de reto, en el que cada usuario debe cumplir una consigna específica y luego subir una foto o un video de sí mismo cumpliéndola. Además, se debe “nominar” a otras personas para que se sumen y hagan lo mismo.
La consigna de cada desafío muta según quién lo propone, y suelen variar desde bailar una coreografía, quedarse quieto como un maniquí, o hasta comer un chile picante. La idea es simple. Sin embargo, la mayoría de estos retos llevan consigo un sentido mucho más profundo, ayudando a cambiar el mundo para bien.
El primer gran desafío viral que inauguró esta tendencia fue el Ice Bucket Challenge (conocido en español como el desafío del balde o cubeta helada). Desde el momento de la nominación, cada persona tenía 24 horas para subir un video del momento en el que se le tiraba encima un balde con agua helada. Hay quienes optaron por auto-tirarse el balde y quienes decidieron darle el honor a un amigo o familiar. También hay quienes decidieron cumplir con el reto en grupo, y recibieron el splash junto a sus compañeros. Hasta aquí, todo pareciera un simple y llano juego de niños.
El dato de color es que toda esta movida fue una gran campaña de concientización sobre la esclerosis lateral amiotrófica. Junto con el video, los usuarios debían copiar, pegar y publicar un texto con información sobre esta enfermedad degenerativa y progresiva. En ciertos países, a este texto se le agregó un enlace para donar a asociaciones que estudian la enfermedad y buscan su cura. La consigna no tan oculta del desafío era que, además de tirarse el balde de agua helada encima, también había que donar. Únicamente después de hacer el donativo las personas podían subir el video a sus redes y nominar a sus amigos.
Gracias a su viralización, nadie quiso quedarse afuera de esta tendencia. Famosos de todo el mundo, tales como Justin Bieber, Jimmy Fallon y hasta Mark Zuckerberg (el creador de Facebook) decidieron sumarse e incitar a la donación. A las pocas semanas de hacerse viral, la ALS Association ya había recaudado más de 40 millones de dólares de más de 800 mil nuevos donantes de todo el mundo.
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